¿Cuáles son los factores de riesgo del cáncer de
tiroides?
Un factor de riesgo
es cualquier cosa que afecte las probabilidades de que una persona padezca
alguna enfermedad como el cáncer. Los distintos tipos de cáncer tienen
diferentes factores de riesgo. Algunos factores de riesgo, como el fumar,
pueden cambiarse. Otros, como la edad de la persona o sus antecedentes
familiares, no se pueden cambiar.
Sin embargo, los
factores de riesgo no lo indican todo. Presentar uno o incluso varios factores
de riesgo no significa que dicha persona tendrá la enfermedad. Además, muchas
personas que adquieren la enfermedad pueden tener pocos o ninguno de los
factores de riesgo conocidos. Aun cuando una persona con cáncer de tiroides
tiene un factor de riesgo, a menudo es muy difícil saber cuánto pudo haber
contribuido ese factor de riesgo al cáncer.
Algunos científicos
han encontrado unos pocos factores de riesgo que pueden hacer que una persona
tenga mayores probabilidades de padecer cáncer de tiroides.
Por razones que no
están claras, los cánceres tiroideos (al igual que casi todas las enfermedades
de tiroides) ocurren alrededor de tres veces más en las mujeres que en los
hombres.
El cáncer de
tiroides puede ocurrir a cualquier edad. Sin embargo, para las mujeres (quienes
con más frecuencia están en las edades de 40 a 59 años al momento del
diagnóstico), el riesgo está en su punto más alto a una edad menor que para los
hombres (quienes usualmente están en las edades de 60 a 79 años).
Una alimentación
baja en yodo
Los cánceres
foliculares de tiroides son más comunes en algunas áreas del mundo en las que
las dietas de las personas son bajas en yodo. En los Estados Unidos, la mayoría
de las personas obtienen suficiente yodo en la alimentación, ya que se le añade
a la sal de mesa y a otros alimentos. Una alimentación baja en yodo también
puede aumentar el riesgo de cáncer papilar si la persona también está expuesta
a radioactividad.
La exposición a la
radiación es un factor de riesgo probado para el cáncer de tiroides. Las
fuentes de tal radiación incluyen ciertos tratamientos médicos y precipitación
radiactiva de las armas nucleares o accidentes en plantas energéticas.
Haber recibido
tratamientos de radiación dirigidos a la cabeza o al cuello durante la infancia
constituye un factor de riesgo del cáncer de tiroides. El riesgo depende de la
cantidad de radiación administrada y la edad del niño. En general, el riesgo
aumenta cuando se administran mayores dosis y mientras menos edad tenga el
paciente al momento del tratamiento.
Antes de los años
’60, se trataba a los niños algunas veces con bajas dosis de radiación para
cosas que hoy día no usaríamos radiación, como el acné, infecciones con hongos
en el cuero cabelludo, o amígdalas o adenoides agrandadas.
Posteriormente, se
descubrió que las personas que se sometieron a estos tratamientos tienen un
mayor riesgo de cáncer de tiroides. La radioterapia administrada a los niños
para algunos cánceres, como linfoma, tumor de Wilms y neuroblastoma también
aumenta el riesgo. Los cánceres de tiroides que se originan después de la radioterapia
no son más graves que los otros cánceres de tiroides.
Los estudios por
imágenes, tal como las radiografías y las tomografías computarizadas también
exponen a los niños a radiación, aunque a dosis mucho más bajas. Por lo tanto,
no está claro cuánto podrían aumentar estos estudios el riesgo de cáncer de
tiroides (u otros cánceres).
Si existe un
aumento en el riesgo, este probablemente sea pequeño, pero por cuestión de
seguridad, los niños no deben someterse a estos estudios a menos que sea
absolutamente necesario. Cuando estos estudios son necesarios, se debe usar la
dosis más baja de radiación que provea una imagen clara.
Varios estudios han
señalado un riesgo aumentado de cáncer de tiroides en niños, debido a la
precipitación radiactiva de las armas nucleares o accidentes en plantas
energéticas.
Por ejemplo, el
cáncer de tiroides era muchas veces más frecuente de lo normal en los niños que
vivieron cerca de Chernobyl, el lugar donde en 1986 ocurrió un accidente en la
planta nuclear que expuso a millones de personas a la radioactividad.
Los adultos que
llevaron a cabo la limpieza después del accidente y aquellos que vivieron cerca
de la planta también presentaron tasas más elevadas de cáncer de tiroides. Los
niños que han tenido más yodo en sus dietas parecían tener un menor riesgo.
Después de las
pruebas de armas nucleares en algunos estados del oeste durante los años 50,
algo de precipitación radiactiva ocurrió en ciertas regiones de los Estados
Unidos.
Esta exposición fue
mucho menor que alrededor de Chernobyl. A tales bajos niveles, no se ha probado
un mayor riesgo de cáncer de tiroides. Si está preocupado debido a una posible
exposición a la precipitación radiactiva, hable sobre esto con su médico.
La exposición a la
radiación cuando se es adulto, conlleva mucho menos riesgo de cáncer de
tiroides.
Afecciones
hereditarias y antecedente familiar
Varias afecciones
hereditarias se han asociado con diferentes tipos de cáncer de tiroides, como
antecedente familiar. Aun así, la mayoría de las personas que padece cáncer de
tiroides no presenta una condición hereditaria o un antecedente familiar de la
enfermedad.
Cáncer medular
tiroideo
Aproximadamente uno
de cada tres carcinomas medulares de tiroides (medullary thyroid carcinomas,
MTC) resulta como consecuencia de heredar un gen anormal. Estos casos se
conocen como carcinoma medular de tiroides familiar (familial medullary thyroid carcinoma, FMTC). El FMTC puede ocurrir solo, o
puede ser visto junto con otros tumores.
La combinación de
FMTC con tumores de otras glándulas endocrinas se conoce como neoplasia endocrina múltiple tipo 2 (MEN 2).
Existen dos subtipos, la MEN 2a y la MEN 2b: ambos son causados por mutaciones
(defectos) en un gen llamado RET.
§
En
la MEN 2a, el carcinoma medular de tiroides ocurre con los feocromocitomas
(tumores que producen adrenalina) y con los tumores de las glándulas
paratiroides.
§
En
la MEN 2b, el carcinoma medular de tiroides está asociado con los
feocromocitomas y con los crecimientos benignos de los tejidos nerviosos en la
lengua y en otros lugares llamados neuromas. Este subtipo es mucho menos común que el MEN 2a.
En estas formas
hereditarias del carcinoma medular de tiroides, los cánceres a menudo se
generan durante la infancia o en adultos jóvenes y se pueden propagar
tempranamente.
El carcinoma
medular de tiroides es más agresivo en el síndrome MEN 2b. Si su familia
presenta MEN 2a, MEN 2b o FMTC aislado, usted podría tener un riesgo muy alto
de carcinoma medular de tiroides. Pregunte a su médico sobre los análisis de
sangre regulares o exámenes de ecografía que se hacen para detectar problemas y
sobre la posibilidad de hacer pruebas genéticas.
Otros cánceres de
tiroides
Las personas con
ciertas afecciones médicas hereditarias tienen un mayor riesgo de formas más
comunes de cáncer de tiroides. Se observan tasas más altas de cáncer de
tiroides en aquellas personas con afecciones genéticas poco comunes, tales
como:
Poliposis
adenomatosa familiar (FAP): las personas con este síndrome tienen muchos
pólipos en el colon y tienen un riesgo muy alto de padecer cáncer de colon.
Además, presentan un riesgo aumentado de algunos otros cánceres, incluyendo
cáncer papilar de tiroides.
El síndrome de Gardner es un subtipo de FAP en el
cual los pacientes también tienen ciertos tumores benignos. Tanto el síndrome de
Gardner, como la FAP son causados por defectos en el genAPC.
Enfermedad de
Cowden: las personas con este síndrome tienen un riesgo aumentado de
problemas con la tiroides y ciertos crecimientos benignos (incluyendo algunos
llamados hamartomas).
También tienen un
riesgo aumentado de padecer cánceres de tiroides, útero, mama,
así como algunos otros. Los cánceres de tiroides tienden a ser del tipo papilar
o folicular. Este síndrome es causado con más frecuencia por defectos en el gen PTEN. También se conoce como síndrome de hamartomas
múltiples y síndrome de hamartoma tumoral PTEN.
Complejo de Carney,
tipo I: las personas que padecen este síndrome pueden presentar un número
de tumores benignos y problemas hormonales. También tienen un riesgo aumentado
de padecer cáncer papilar y folicular. Este síndrome es causado por defectos en
el gen PRKAR1A.
Carcinoma familiar
de tiroides no medular: el cáncer de tiroides ocurre con más
frecuencia en algunas familias, y a menudo se observa a una edad más temprana.
A menudo, el tipo de cáncer papilar de tiroides suele ocurrir entre las
personas de una misma familia. Se sospecha que los genes que se encuentran en
el cromosoma 19 y en el cromosoma 1 causan estos cánceres familiares.
Si usted sospecha
que tiene una afección hereditaria, hable con su médico, quien pudiera
recomendar asesoría genética si sus antecedentes médicos lo justifican.
Antecedentes
familiares: tener un pariente de primer grado (madre, padre, hermana o hija) con
cáncer de tiroides, incluso sin que haya un síndrome hereditario conocido en la
familia, aumenta su riesgo de cáncer de tiroides. Las bases genéticas para
estos cánceres no están totalmente claras.